miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA DESAPARICIÓN


   En la noche fría y lluviosa del domingo 16 de junio de 1985, la médica Cecilia Giubileo tomó su guardia en la Colonia Montes de Oca. Su ficha personal indicaba que lo había hecho a las 21.15 horas.  Firmó el acta de defunción de la interna Patricia Villalba, recetó un antifebril, charló con algunos internos y acudió a atender de urgencia una urticaria en un pabellón debido a que la médica del lugar se había retirado a su casa. Un paciente conocido como el “Loco Cano” con el que Giubileo tenía confianza la acompañó a campear los 500 metros de oscuridad que la separaban de su albergue ocasional que era la Casa Médica. Al llegar allí, se despidió de él. Iba fastidiada ya que se había negado a firmar el certificado de defunción de Patricia Valle, una interna de 23 años con muerte dudosa. Le pidió tres cigarrillos a la enfermera “Chichita”Realini  debido a que pretendía estudiar un poco antes de descansar. Realini fue la última persona que vio a la médica Giubileo a las 23.45 horas.  Desapareció con lo que tenía, zapatillas, equipo de gimnasia, y una cartera de la cual nunca se separaba. Nadie la vio salir. La medianoche se estaba imponiendo y no volvieron a solicitarla hasta el sol del lunes. La casa de la médica estaba cerrada con llave. Adentro, ya no había nadie. En la Colonia rápidamente le hicieron un sumario interno por abandono de trabajo y aseguraron que la médica se había retirado por sus propios medios y bajo su voluntad. Lo llamativo es que la hoja de registro del lunes fue arrancada y el Renault 6 blanco de la médica permanecía en el mismo lugar donde ella lo había dejado estacionado. Sin embargo, no aparecieron ni su bolso de mano, ni su maletín. También es curioso que por diversos motivos, ninguno de los profesionales que debían acompañarla en ese servicio estaban presentes esa noche. Todas las camas (incluso la de Giubileo) amanecieron prolijamente tendidas, y la luz de su cuarto permanecía encendida. Por otra parte, el mismo lunes por la mañana comenzaron las tareas de refacción en la Casa Médica, donde un grupo de albañiles pintaba paredes y corría cosas de lugar por lo que algunas evidencias se borraron por obra de la inesperada remodelación. 






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