miércoles, 23 de septiembre de 2015

INTRODUCCIÓN 

   El caso de la desaparición de la doctora Cecilia Enriqueta Giubileo es uno de los más grandes misterios de que se tenga memoria en la historia policial del país. La doctora desapareció en la noche del 16 de junio del año 1985 en la Colonia Neuropsiquiátrica Montes de Oca, lugar donde trabajaba. Giubileo había registrado, con precisión de fechas, nombres e historias clínicas, una serie de gravísimas irregularidades que vendrían ocurriendo tanto en la Colonia Montes de Oca como en la de Open Door. Entre dichas operaciones ocultas, Cecilia estaba investigando una supuesta red de tráfico de órganos, córneas y sangre que operaba clandestinamente con los internos. Si bien hay muchas teorías respecto a su desaparición, las que tuvieron mayores repercusiones y aún continúan en incertidumbre son: que haya sido secuestrada o haya huido por lo que había descubierto en la colonia. A lo largo de la investigación de su desaparición, sufrieron amenazas todos los que de alguna u otra manera estuvieron vinculados con ella: familiares, ex parejas, compañeros de trabajo, o conocidos suyos.

   La falta de una investigación profunda dio lugar a que se tejan las más intrigantes historias, muchas de las cuales alimentaron páginas enteras de diarios, revistas policiales, programas de televisión y radio, y en todas ellas la fantasía ocupaba un lugar importante en lo que aún se desconoce del tema, es decir, el paradero final o el desenlace de la doctora Cecilia Giubileo.


   Respecto al contexto político en el que ocurrió la desaparición de la doctora, fue durante los primeros años de la restauración de la democracia en el país (1983), aunque Giubileo había comenzado a trabajar en la Colonia en el año 1977 durante la última dictadura militar. Se comprobó que la Colonia Montes de Oca había sido un antiguo “chupadero” de personas durante dicho Gobierno de facto. En 1998 se comprobó también que Alejandro, el hijo discapacitado de Jorge Rafael Videla (militar y dictador argentino), estuvo internado en la Colonia. Además, se rumorea que allí se habría trasplantado de manera oculta un riñón al Comandante del Primer Cuerpo del Ejército, Guillermo Suárez Mason. 



















LA COLONIA MONTES DE OCA 

   

   La Colonia Neuropsiquiátrica Montes de Oca, ubicada en la localidad bonaerense de Torres en Luján, fue creada en el año 1908 bajo el régimen de “asilo, escuela y colonia”. En ella, los internos de ambos sexos recuperarían sus capacidades a través de tareas en agricultura, ganadería, horticultura, jardinería, lechería, cría de aves o de cerdos, albañilería, entre otras tareas, y serían capaces de generar los recursos básicos para el autoabastecimiento de la colonia.  La mayoría de ellos no tenían familia ni nadie que los visitara. El creador de los establecimientos fue el psiquiatra Domingo Cabred, quien hablaba de “medicación moral” y estaba orgulloso de las unidades habitacionales en forma de chalets. Decía que daban “la impresión de un pueblo pequeño y no de un hospital de alienados”. Cabred hizo los psiquiátricos para atender gratuitamente a pacientes oligofrénicos. Era un terreno de casi 300 hectáreas, donde se construyeron 12 pabellones, con capacidad para albergar 1.200 pacientes.  El predio presentaba árboles centenarios, construcciones de principio de siglo, túneles inhabilitados (donde se descubrió que en el siglo pasado eran recluidos los locos muy violentos y peligrosos), un tétrico pantano y viejos pozos ciegos. Con el paso del tiempo la Colonia se convirtió en un “depósito de seres humanos” Respecto a las irregularidades de la Colonia se registraron pacientes que deambulaban por el predio desnudos, o durmiendo sin mantas en pleno período invernal, además del alto número de muertes atribuidas a accidentes de tránsito que han tenido lugar en las rutas y caminos que rodean la colonia.



   La Colonia Neuropsiquiátrica Montes de Oca es un anexo de la Colonia Open Door, la cual está ubicada a unos kilómetros de distancia y fue inaugurada también por el psiquiatra Domingo Cabred con el mismo fin.



  


















   En el año 2004 asumió Jorge Rosetto como director de la colonia Montes de Oca, quien contó que desde que inició su mandato hubo muchas denuncias, algunas con fundamentos y otras sin ellos. Con su dirección se iniciaron programas de transformaciones tanto en la organización como en la infraestructura del lugar, ya que cuando asumió observó: techos a medio derrumbarse, vidrios rotos, cables sueltos colgando de techos y paredes, lugares que apestaban a orina y heces, y sobre todo un muy mal cuidado de los enfermos mentales. En 2010 Rosetto lanzó un programa a través del cual los internos regresan a sus hogares y reciben un subsidio que financia su externalización e inauguró una nueva casa de día para catorce pacientes. 









LA DOCTORA GIUBILEO

   Cecilia Enriqueta Giubileo nació en el año 1946 en General Pinto, provincia de Buenos Aires. Se recibió como médica cirujana en la Universidad Nacional de Córdoba el 9 de mayo de 1973, a sus 27 años. Era médica especializada en hemoterapia. Antes de recibirse hizo un paréntesis de dos años en su carrera, se casó con Pablo Chabrol, un futbolista argentino que jugó en España y en Grecia, y en este último país se divorciaron. Luego de este hecho, regresó a Córdoba para completar su carrera académica. Giubileo también estuvo en Colombia, donde realizó estudios sobre temas relacionados con la biología psiquiátrica. Dichos cursos estaban financiados por ciertas organizaciones “benéficas”, ligadas a la CIA (Central de Inteligencia Americana).

   La doctora Giubileo debió ser hospitalizada en dos oportunidades en sanatorios privados de la ciudad de Luján debido a fuertes crisis depresivas. En la primera oportunidad, la causa desencadenante fue provocada por el efecto sufrido al comenzar a prestar servicios en las Colonias Open Door y Montes de Oca, las cuales antiguamente era un “chupadero” de la dictadura (año 1976). Luego la médica pudo recuperarse. Pero la segunda crisis depresiva estuvo conectada con la muerde de su padre. Fuentes allegadas a la doctora lo describían como “un hombre de personalidad despótica que había vivido años sin ver a su hija y que la había internado en un instituto religioso cuando era pequeña”. Sin embargo, en los últimos años de vida del hombre hubo una relación más estrecha entre ambos.

   Cecilia no hablaba mucho de su pasado debido a que tuvo una infancia muy infeliz. Los padres se separaron cuando era pequeña y a ella y a su hermano los internaron en colegios religiosos distintos. “Cecilia no supo lo que era tener una madre y un padre, siempre temía ser abandonada. Es por eso que buscaba afecto en todas partes”.  La doctora habría desarrollado fuertes rasgos histéricos en su personalidad, los cuales se demostraban en las variadas y contradictorias relaciones afectivas que mantenía  simultáneamente: era la “nieta perfecta”, “la mujer liberal que hablaba de temas educativos y políticos”, se comportaba como “beata”, y era una “profesional diestra en la lucha por el ascenso social”.

   La doctora había comenzado en enero de 1977 los trámites para ingresar a la Colonia Montes de Oca y pocos meses después su solicitud fue aceptada. Su aceptación tuvo dos aspectos llamativos: por un lado, la velocidad con la que sorteó todos los obstáculos para ingresar ya que en plena dictadura militar, las autoridades de establecimientos públicos debían enviar una copia de la solicitud a la Policía, federal o provincial, y otra al Servicio de Inteligencia de Estado (SIDE); y por otro lado, la familia de su marido fue víctima de las persecuciones ocurridas durante la última dictadura miliar y dos de sus cuñados figuran entre la lista de desaparecidos. Una teoría indica que la doctora estimaba que sus cuñados desaparecidos estaban encerrados en la colonia.


   La doctora además de trabajar en la Colonia Montes de Oca también lo hacía en otra colonia muy cercana que llevaba el nombre Doctor Domingo Cabred, en Open Door. Su simultánea labor estaba en absoluta incompatibilidad ya que no se pueden tener dos puestos públicos a la vez y estaba a punto de ser exonerada de este último lugar debido a la falta presentada. A su vez, Giubileo atendía a sus pacientes particulares que le consultaban por dolencias o enfermedades crónicas en la casa de una señora llamada Inés Montoyo, ubicada en el pueblo de Torres. 









LA DESAPARICIÓN


   En la noche fría y lluviosa del domingo 16 de junio de 1985, la médica Cecilia Giubileo tomó su guardia en la Colonia Montes de Oca. Su ficha personal indicaba que lo había hecho a las 21.15 horas.  Firmó el acta de defunción de la interna Patricia Villalba, recetó un antifebril, charló con algunos internos y acudió a atender de urgencia una urticaria en un pabellón debido a que la médica del lugar se había retirado a su casa. Un paciente conocido como el “Loco Cano” con el que Giubileo tenía confianza la acompañó a campear los 500 metros de oscuridad que la separaban de su albergue ocasional que era la Casa Médica. Al llegar allí, se despidió de él. Iba fastidiada ya que se había negado a firmar el certificado de defunción de Patricia Valle, una interna de 23 años con muerte dudosa. Le pidió tres cigarrillos a la enfermera “Chichita”Realini  debido a que pretendía estudiar un poco antes de descansar. Realini fue la última persona que vio a la médica Giubileo a las 23.45 horas.  Desapareció con lo que tenía, zapatillas, equipo de gimnasia, y una cartera de la cual nunca se separaba. Nadie la vio salir. La medianoche se estaba imponiendo y no volvieron a solicitarla hasta el sol del lunes. La casa de la médica estaba cerrada con llave. Adentro, ya no había nadie. En la Colonia rápidamente le hicieron un sumario interno por abandono de trabajo y aseguraron que la médica se había retirado por sus propios medios y bajo su voluntad. Lo llamativo es que la hoja de registro del lunes fue arrancada y el Renault 6 blanco de la médica permanecía en el mismo lugar donde ella lo había dejado estacionado. Sin embargo, no aparecieron ni su bolso de mano, ni su maletín. También es curioso que por diversos motivos, ninguno de los profesionales que debían acompañarla en ese servicio estaban presentes esa noche. Todas las camas (incluso la de Giubileo) amanecieron prolijamente tendidas, y la luz de su cuarto permanecía encendida. Por otra parte, el mismo lunes por la mañana comenzaron las tareas de refacción en la Casa Médica, donde un grupo de albañiles pintaba paredes y corría cosas de lugar por lo que algunas evidencias se borraron por obra de la inesperada remodelación. 






DENUNCIA E INVESTIGACIÓN


   La denuncia policial con intervención judicial del Juzgado Penal Nº2 de Mercedes la realizó el matrimonio compuesto por Julián Sequeira y Betty Ehlinger (empleada de la colonia). Ambos eran amigos de la doctora Giubileo y llevaron a cabo la denuncia cinco días después de la desaparición, el 21 de junio de 1985.
   
   Al comenzar la investigación, que fue en las casi 300 hectáreas que ocupa la Colonia Montes de Oca, el personal policial recorrió todo el predio y se buscó a Cecilia hasta con perros. Se revisó el terreno completo y muy especialmente la Casa  Médica en donde se descubrió que en la habitación que habitualmente ocupaba la desaparecida había un cierto desorden como si alguien hubiese estado buscando algo. Lo mismo ocurrió en la casa de Cecilia, en la ciudad de Luján. Allí había señales de alguna requisa anterior en búsqueda de algo pero no se robaron nada ya que aparecieron 2.800 dólares que la médica tenía ahorrados. En dicha casa, donde Cecilia había pasado la tarde del domingo en que desapareció, la estufa había quedado encendida y según la madre de la médica esto se debía a que su hija quería encontrar tibio el ambiente cuando regresara nuevamente el lunes.
   
    El caso estalló en los medios. Entonces, bajo las órdenes del juez penal del Departamento Judicial de Mercedes, Carlos Galloso, comenzaron a trabajar la causa de Delegación de Inteligencia y la Brigada de Investigaciones de la misma ciudad, la División Antisecuestros del Puente 12, la División de Homicidios y Delitos Graves de Banfield y efectivos policiales de Luján.  La paz rural de un pueblo de 1500 personas se alteró ante la invasión de policías, fiscales, ovejeros adiestrados y helicópteros que rastrillaban gran parte de las casi 300 hectáreas de la colonia. El psiquiátrico comenzó a recibir algunas visitas sospechosas por las noches.
















   

  Respecto a los elementos encontrados que fueron aportados a la investigación, se identificaron: una nota y una grabación magnetofónica, entre otros.  En la grabación se podía oír la supuesta voz de la médica desaparecida diciendo que estaba bien y que no la buscaran más. Sin embargo,  después de un tiempo se comprobó que la cinta había sido grabada por actores profesionales.  Se encontró una agenda de la doctora y en una hoja de la misma estaban escritos los nombres de cinco internos: cuatro de ellos desaparecieron y uno estaba muerto. A cada nombre lo acompañaba una curiosa sigla, que según un informante anónimo, corresponderían a un contenedor que repleto de armas desapareció del puerto de Buenos Aires en diciembre del año 1984. También se halló un domicilio de la doctora Giubileo en la calle Vicente López, en el corazón de Recoleta. Según las investigaciones, la médica vivió allí durante un tiempo pero pocos sabían que tenía dicha propiedad.





   Durante la investigación ocurrieron diferentes hechos que hacían cambiar de rumbo al caso como: la aparición de cuerpos, lo cual era algo habitual en la Colonia Montes de Oca pero en ciertos casos tuvo relevancia debido a que se pensó que se trataba de los restos de la doctora Giubileo, como fue el caso de la difunta Mónica Villalba pero finalmente se refutó lo creído.





  
































   También hubo un grupo de personas conocido como los encapuchados que tuvieron en jaque durante un tiempo la tranquilidad de la localidad de Torres, lugar de residencia de Cecilia. Allí llegaron a golpear a una anciana buscando algo en su vivienda e incluso intentaron ingresar a algunos sectores de la Colonia Montes de Oca, donde hirieron a un guardia. En reiteradas ocasiones, amenazaron a las enfermeras “Chichita” Realini y Mabel Tenca, ambas amigas de la doctora Giubileo. También intentaron secuestrar en la noche del 31 de diciembre de 1985 al médico Roque Vicente Caputo, quien estaba especializado en genética y era amigo de la doctora desaparecida. Nunca quedó claro quiénes eran los encapuchados o a quienes respondían pero su accionar se desarrolló durante el período posterior a la desaparición de la doctora Giubileo, justo cuando se desarrollaban las investigaciones. 

   A lo largo de la investigación, también fueron amenazados los familiares y amigos de la doctora vía telefónica o a través de las apariciones de los encapuchados. Es por ello que muchos decidieron guardar el silencio ante el miedo de lo que les pudiese llegar a ocurrir.  









HIPÓTESIS SOBRE LA DESAPARICIÓN

   *Una de las hipótesis que sonó más fuerte es que la doctora fue secuestrada. Fue sacada de la Casa Médica cerca de la medianoche del 16 de junio de 1985 por dos hombres encapuchados que la introdujeron, aparentemente desmayada, dentro de un camión blindado azul, el cual salió de la colonia por la entrada principal. Esta versión fue aportada por una interna llamada Alejandra, quien vio todo desde la enfermería en compañía de su amiga Silvia Onievas., Respecto a los motivos de este supuesto son varios. El más fuerte es que supone que la médica estaba investigando una supuesta red de tráfico de órganos, córneas y sangre que operaba clandestinamente con los internos, muchos de los cuales eran depositados por familias pobres que jamás los reclamaban o directamente eran derivados desde otros lugares del país. De hecho, tras la muerte de la interna Silvia Esther Onievas en la Colonia Montes de Oca, sus familiares contaron que a la fallecida le faltaban las vísceras y además presentaba aplastamiento de la bóveda craneana, llamando la atención ya que su certificado de defunción hacía referencia a un “paro cardíaco no traumático”. Otro de los motivos de su supuesto secuestro es que haya tenido que ver con cuestiones políticas, debido a que el país había entrado recientemente en democracia pero los militares seguían teniendo fuerte presencia. Cecilia había militado en la izquierda en su época de estudiante universitaria y por otro lado, sus ex cuñados habían militado en el ERP. Fue por esto que su ex suegro presentó el caso de su desaparición en la CONADEP.




































   *Otra hipótesis que se manejó es que la doctora Giubileo haya sido víctima de un crimen pasional ideado y/o concretado por la enfermera Mabel Tenca ya que se rumoreaba que entre ambas había un vínculo amoroso. Sin embargo, esto no llegó a comprobarse completamente.


   *Otra teoría es que la doctora estaría viva y en un lugar de “retiro espiritual” en la frontera entre Colombia y Venezuela. La clave descubridora del sitio se habría obtenido a partir de un jeroglífico que, descifrado, condujo tras la pista de Cecilia. Si bien también había aparecido una grabación magnetofónica  en la que se oía la supuesta voz de la médica desaparecida diciendo que estaba bien en un retiro espiritual en otro país y que no la buscaran más, esta última opción fue descartada ya que se corroboró que la cinta estaba actuada por actores profesionales.



   *La doctora Giubileo vivió en el Barrio Jardín de Córdoba, donde continuaba residiendo su madre. En dicho sector de la ciudad, algunos vecinos declararon haber visto a la médica desaparecida en varias oportunidades. Esto motivó a conjeturas de que la doctora estaba oculta como consecuencia de ciertos secretos que, accidentalmente, llegó a conocer.



   *La enferma mental Patricia Valle que concretó su enésima fuga del establecimiento en compañía de otros dos enfermos, dijo haber sido conducida por éstos a un rancho en el haras Don Yeye, donde fue violada y que allí vio atada y amordazada a la Doctora Giubileo. Si bien efectivamente tuvo relaciones sexuales con sus compañeros de fuga, todos se reintegraron a la Colonia al estar sin alimentos. El testimonio de Valle fue descartado como tesis ya que en cada interrogatorio cambiaba de lugar y de descripción de la vestimenta de la médica.


   *Otra hipótesis es que la médica estaba en un suburbio de Río Grande do Sul, Brasil, donde se encontraba agregada a una secta, haciendo sus inicios en otro tipo de actividad. Este paradero de la doctora fue presentado por algunas fuentes periodísticas pero no tuvo mucha repercusión debido a la falta de pruebas concretas. 


LOS MISTERIOS DEL CASO





ASPECTO JUDICIAL

   La causa Giubileo comenzó con la denuncia policial de Betty Ehlinger y su marido, quienes la llevaron a cabo cinco días después de que la doctora desapareciera (21 de junio de 1985). Desde ese entonces comenzaron las investigaciones. Sin embargo, el caso fue llevado a la Justicia en dos causas diferentes. Por un lado, el denominado caso Giubileo y por otro las irregularidades en la colonia. La primera de ellas se tramitaba ante el Juzgado Penal Nº2 de Mercedes y la otra había caído en sobreseimiento provisorio. Si bien muchos sectores de la prensa vincularon ambas, autoridades judiciales afirmaron que entre ellas no había relación. Respecto a la ablación y extracción de órganos, se refutó varias veces dicha teoría aunque la duda continuó en la sociedad y los medios. La justificación era que los órganos y la sangre de los enfermos mentales que permanecían en la colonia no podían llegar a tener ningún uso debido al mal estado de sus organismos y dicha investigación se cerró provisoriamente hasta la aparición de nuevos elementos que justificaran su reapertura.  




PERSONAJES DEL CASO GIUBILEO



FLORENCIO ELISEO SÁNCHEZ: 

   Médico y criminólogo. Estuvo 15 años a cargo de la dirección 
de la Colonia Montes de Oca. Fue destituido y procesado y murió en prisión el 10 de julio de 1992. Había sido procesado por “Asociación Ilícita, incumplimiento de los deberes de funcionario público y defraudación reiterada a una administración pública”. Médicos amigos de la doctora Giubileo declararon que el Dr. Florencio Sánchez tenía inclinaciones pasionales por la Doctora Giubileo. En un comienzo, el doctor definió a su discípula preferida como “una excelente médica”, sin embargo, meses después afirmó que “era mediocre y estaba loca”. Hasta el último día de su vida siguió manifestando que estaba viva y permanecía en el exterior del país. Sin embargo, muchos creen que las maniobras de Sánchez fueron las que enturbiaron la investigación, aunque por la causa Giubileo salió ileso judicialmente.  Durante su permanencia en la cárcel escribió un libro titulado “El desnudo de la inocencia. La verdad sobre la Colonia Montes de Oca”.




PABLO CHABROL: 

   Oriundo de Córdoba, futbolista argentino.  Residió algunos años en Grecia, Francia y España. Estuvo casado con la doctora Cecilia Giubileo y convivió con ella en Europa, pero posteriormente se divorciaron y la doctora retornó a la Argentina. Pablo la recuerda como “Una mujer excelente, bondadosa y muy servicial con los desamparados”  Mientras vivía en Gijón, en España, fue amenazado de muerte si intentaba resolver el caso de la desaparición de su ex esposa.  La amenaza se la habían comunicado a su compañera ya que él no se encontraba en el domicilio y provenía de un hombre que no era español y había preguntado por él a través del teléfono.  Chabrol supuso que la amenaza surgió a raíz de sus declaraciones a algunos medios periodísticos sobre la desaparición de su ex mujer. 






FRANCISCO MERINO: 

   Hermano de Teresa Merino, quien fue una ex compañera de facultad y amiga de Cecilia Giubileo. Francisco fue novio de Cecilia durante ocho años y luego ambos entablaron una amistad “profunda y sincera”. La doctora le contaba que “el trato a los enfermos mentales era desastroso. En la colonia habían empezado a perseguirla porque quería denunciar algunas irregularidades.  A los muchachos les sacaban las córneas y luego los mataban en una caldera. También hablaba de órganos. Estaba muy asustada”. Actualmente Merino es camarista de la localidad de San Francisco y se arrepiente de no haberse presentado a declarar por la desaparición de su ex novia. “La había pasado muy mal durante el Proceso y sentía mucho miedo de hacerlo”, se excusó.


 “CHICHITA” REALINI: 

   Enfermera en la Colonia Montes de Oca. Era amiga de la médica Giubileo y la última persona que la vio antes de su desaparición. Realini se defendió de los encapuchados dieciséis veces, durante sus guardias en la colonia, y declaró ante el comisario de Luján, Luis Lencinas, en seis ocasiones. 



  MABEL TENCA: 

   Enfermera en la Colonia Montes de Oca. Era amiga de la médica Giubileo. Tenca estuvo a punto de ser raptada por un cuarteto de encapuchados en un Ford Falcon blanco. Respecto a sus aportes al caso de la médica  Giubileo, primero dijo no poseer las llaves del Renault 6 pero luego, en sede policial, lo admitió, dejando siempre la duda de si tenía o no las llaves del departamento de la médica. Existieron sospechas de que Mabel tenía una relación amorosa con la doctora. Fue citada a declarar en reiteradas ocasiones. Cuando desapareció Giubileo expresó: “Llamen de inmediato a la Policía; yo sé por qué se los digo”, lo cual aumentó las dudas sobre su conocimiento respecto a la desaparición.






BETTY EHLINGER: 

 Ehlinger trabajaba como médica en la Colonia Montes de Oca y era amiga de Cecilia. Ehlinger fue quien formuló junto a su marido Julián Sequeira la denuncia ante la Brigada de Luján sobre la desaparición de Giubileo.






DARDO ROMERO: 

   Prestaba servicios como jefe de “Clínica Médica” en la Colonia Montes de Oca. Fue definido por los vecinos de Torres como “un excelente profesional, muy amigo de Cecilia, que se preocupaba tanto por ella como por los internados”. El doctor desapareció al tiempo en que se había perdido rastro de la médica Giubileo. 












MÓNICA VILLALBA: 

  Era una interna en la Colonia. Tenía 35 años, era delgada y bajita. Falleció en la Colonia Montes de Oca el 16 de junio de 1985, el mismo día en que desapareció la Doctora Giubileo. El certificado de su defunción fue firmado por el doctor Quiñones, quien ni siquiera había visto el cadáver ni conocido la causa de la muerte. Según algunas fuentes, el médico firmó bajo presiones del entonces director de la colonia, Florencio Sánchez. Una vez que Mónica fue enterrada, se ordenó la exhumación de su cadáver debido a que varias autoridades consideraban que en realidad los restos enterrados eran de la médica desaparecida, pero finalmente dicha versión se refutó. 






SILVIA ESTHER ONIEVAS: 

 Tenía 27 años cuando falleció en la Colonia Montes de Oca. Su tía recibió un telegrama comunicándole la muerte por causas naturales. Silvia había sido dada de alta años antes y había regresado a su casa en Villa Ocampo, en Santa Fe. Ella había visto como dos hombres encapuchados secuestraron a la Doctora Giubileo y le contó lo ocurrido a  su familia y también lo declaró en la Comisaría de Torres pero la trataron de loca y la remitieron a la Colonia. Llegó muy asustada y el comisario le pidió que no hablara más. Días después desapareció, y tiempo más tarde su cadáver fue encontrado en el terreno. Tenía una soga al cuello, el cuerpo abierto, vacío y podrido.






MARCELO PARRILLI: 

   
   Fue el abogado que puso  la familia de la Doctora Giubileo a su servicio durante la investigación de su desaparición.