PERSONAJES DEL CASO GIUBILEO
FLORENCIO ELISEO
SÁNCHEZ:
Médico y criminólogo. Estuvo 15 años a cargo de la dirección
de la
Colonia Montes de Oca. Fue destituido y procesado y murió en prisión el 10 de
julio de 1992. Había sido procesado por “Asociación Ilícita, incumplimiento de
los deberes de funcionario público y defraudación reiterada a una
administración pública”. Médicos amigos de la doctora Giubileo declararon que
el Dr. Florencio Sánchez tenía inclinaciones pasionales por la Doctora
Giubileo. En un comienzo, el doctor definió a su discípula preferida como “una
excelente médica”, sin embargo, meses después afirmó que “era mediocre y estaba
loca”. Hasta el último día de su vida siguió manifestando que estaba viva y
permanecía en el exterior del país. Sin embargo, muchos creen que las maniobras
de Sánchez fueron las que enturbiaron la investigación, aunque por la causa
Giubileo salió ileso judicialmente.
Durante su permanencia en la cárcel escribió un libro titulado “El
desnudo de la inocencia. La verdad sobre la Colonia Montes de Oca”.
PABLO CHABROL:
Oriundo de Córdoba, futbolista argentino.
Residió algunos años en Grecia, Francia y España. Estuvo casado con la
doctora Cecilia Giubileo y convivió con ella en Europa, pero posteriormente se
divorciaron y la doctora retornó a la Argentina. Pablo la recuerda como “Una
mujer excelente, bondadosa y muy servicial con los desamparados” Mientras vivía en Gijón, en España, fue
amenazado de muerte si intentaba resolver el caso de la desaparición de su ex
esposa. La amenaza se la habían
comunicado a su compañera ya que él no se encontraba en el domicilio y provenía
de un hombre que no era español y había preguntado por él a través del
teléfono. Chabrol supuso que la amenaza
surgió a raíz de sus declaraciones a algunos medios periodísticos sobre la
desaparición de su ex mujer.
FRANCISCO MERINO:
Hermano de Teresa Merino, quien fue una ex compañera de facultad y amiga
de Cecilia Giubileo. Francisco fue novio de Cecilia durante ocho años y luego
ambos entablaron una amistad “profunda y sincera”. La doctora le contaba que
“el trato a los enfermos mentales era desastroso. En la colonia habían empezado
a perseguirla porque quería denunciar algunas irregularidades. A los muchachos les sacaban las córneas y
luego los mataban en una caldera. También hablaba de órganos. Estaba muy
asustada”. Actualmente Merino es camarista de la localidad de San Francisco y
se arrepiente de no haberse presentado a declarar por la desaparición de su ex
novia. “La había pasado muy mal durante el Proceso y sentía mucho miedo de
hacerlo”, se excusó.
“CHICHITA” REALINI:
Enfermera en la
Colonia Montes de Oca. Era amiga de la médica Giubileo y la última persona que
la vio antes de su desaparición. Realini se defendió de los encapuchados
dieciséis veces, durante sus guardias en la colonia, y declaró ante el
comisario de Luján, Luis Lencinas, en seis ocasiones.
MABEL TENCA:
Enfermera en la Colonia Montes de Oca. Era
amiga de la médica Giubileo. Tenca estuvo a punto de ser raptada por un
cuarteto de encapuchados en un Ford Falcon blanco. Respecto a sus aportes al
caso de la médica Giubileo, primero dijo
no poseer las llaves del Renault 6 pero luego, en sede policial, lo admitió,
dejando siempre la duda de si tenía o no las llaves del departamento de la
médica. Existieron sospechas de que Mabel tenía una relación amorosa con la
doctora. Fue citada a declarar en reiteradas ocasiones. Cuando desapareció Giubileo
expresó: “Llamen de inmediato a la Policía; yo sé por qué se los digo”, lo cual
aumentó las dudas sobre su conocimiento respecto a la desaparición.
BETTY EHLINGER:
Ehlinger
trabajaba como médica en la Colonia Montes de Oca y era amiga de Cecilia.
Ehlinger fue quien formuló junto a su marido Julián Sequeira la denuncia ante
la Brigada de Luján sobre la desaparición de Giubileo.
DARDO ROMERO:
Prestaba servicios como jefe de “Clínica Médica” en la Colonia Montes de Oca.
Fue definido por los vecinos de Torres como “un excelente profesional, muy
amigo de Cecilia, que se preocupaba tanto por ella como por los internados”. El
doctor desapareció al tiempo en que se había perdido rastro de la médica
Giubileo.
MÓNICA VILLALBA:
Era una interna en la Colonia. Tenía 35 años, era delgada y bajita. Falleció en
la Colonia Montes de Oca el 16 de junio de 1985, el mismo día en que
desapareció la Doctora Giubileo. El certificado de su defunción fue firmado por
el doctor Quiñones, quien ni siquiera había visto el cadáver ni conocido la
causa de la muerte. Según algunas fuentes, el médico firmó bajo presiones del
entonces director de la colonia, Florencio Sánchez. Una vez que Mónica fue enterrada,
se ordenó la exhumación de su cadáver debido a que varias autoridades
consideraban que en realidad los restos enterrados eran de la médica
desaparecida, pero finalmente dicha versión se refutó.
SILVIA ESTHER ONIEVAS:
Tenía 27 años cuando falleció en la Colonia Montes de Oca. Su tía recibió
un telegrama comunicándole la muerte por causas naturales. Silvia había sido dada
de alta años antes y había regresado a su casa en Villa Ocampo, en Santa Fe.
Ella había visto como dos hombres encapuchados secuestraron a la Doctora
Giubileo y le contó lo ocurrido a su
familia y también lo declaró en la Comisaría de Torres pero la trataron de loca
y la remitieron a la Colonia. Llegó muy asustada y el comisario le pidió que no
hablara más. Días después desapareció, y tiempo más tarde su cadáver fue
encontrado en el terreno. Tenía una soga al cuello, el cuerpo abierto, vacío y
podrido.
MARCELO PARRILLI:
Fue el abogado que puso la familia de la Doctora Giubileo a su servicio durante
la investigación de su desaparición.